Científicos en China han desarrollado una interfaz cerebro-computadora (BCI) que es mucho menos invasiva que los dispositivos de la competencia. SpiralE BCI está diseñado para insertarse en el canal auditivo. Está hecho de material flexible y gracias a su exclusivo diseño en espiral, no interfiere con la audición del usuario. El dispositivo es mucho menos invasivo que las alternativas implantadas quirúrgicamente y más práctico que las soluciones no invasivas.
Estas ventajas lo hacen más adecuado para el uso diario y, según el equipo de la Universidad de Tsinghua en Beijing, demuestran que los dispositivos portátiles naturales e invisibles se pueden integrar en la vida real.
Por cierto, hay muchas aplicaciones potenciales. Como enfatiza The Independent, esta interfaz se puede usar para traducir pensamientos a texto, controlar objetos digitales con el poder del pensamiento o incluso para expandir la memoria humana. Dependiendo de tu punto de vista, esto puede ser increíblemente atractivo o francamente aterrador.
La publicación también cita un informe de la Royal Society de 2019 que señala cómo dichas tecnologías podrían transformar la medicina y cambiar fundamentalmente la forma en que interactuamos con la tecnología y entre nosotros. Por otro lado, el informe también advierte sobre cuestiones éticas relacionadas con cuestiones como la autonomía, la privacidad y la igualdad de acceso. Los autores del informe concluyeron que la biotecnología bien puede desafiar la esencia misma de lo que significa ser humano.
En mayo, la FDA otorgó permiso a la corporación Neuralink de Elon Musk para comenzar a probar implantes cerebrales en humanos. En 2021, la firma de Nueva York Synchron recibió la aprobación de la FDA para ensayos en humanos. En el verano del mismo año, la empresa realizó la primera implantación. Unos meses después, en diciembre, un hombre australiano paralítico de 62 años con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) usó el implante para enviar un tweet con solo pensarlo.
El trabajo del equipo se publicó en la revista científica Nature Communications en un artículo titulado “Bioelectrónica conformal para interfaces cerebro-computadora visuales y auditivas”. Aún no se sabe qué tan cerca está el dispositivo de la disponibilidad comercial, qué capacidades podría permitirse en comparación con un implante quirúrgico o cuál sería su precio potencial.
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