Las lentes de contacto actuales se están volviendo muy delgadas, pero no tienen nada que ver con una nueva lente de científicos de la Universidad de Stanford y la Universidad de Amsterdam. El equipo creó la lente más delgada del mundo, con sólo tres átomos de espesor.
Las lentes están diseñadas para recoger la luz, doblarla y enfocarla en un punto específico. Las lentes magnifican objetos para corregir nuestra visión, para ver objetos muy pequeños con microscopios o muy lejanos con telescopios. Suelen estar fabricados de vidrio curvado u otros materiales transparentes, como hidrogeles en el caso de las lentes de contacto. Pero un diseño tan clásico puede significar que las lentes grandes sean bastante gruesas y pesadas, especialmente si están hechas de vidrio. Para ahorrar materiales, en el siglo XIX se inventó un diseño alternativo llamado lente de Fresnel, originalmente para uso en faros. Utilizan una serie de círculos concéntricos de material para difractar la luz en un foco, sacrificando algo de nitidez de la imagen pero permitiendo lentes mucho más delgadas.
Y ahora los científicos han llevado esta tecnología casi al límite, creando una lente de sólo 0,6 nanómetros (nm) de espesor, o sólo tres miserables átomos. Esto la convierte en la lente más delgada jamás fabricada, superando el récord anterior establecido en 2016, que era 10 veces más grueso con 6,3 nm.
La nueva lente consta de anillos concéntricos de disulfuro de tungsteno que absorben la luz roja que incide sobre ella y la irradian hacia un punto focal a 1 mm (0,04 pulgadas) de la superficie. Funciona creando cuasipartículas de vida corta llamadas “excitones” que luego se desintegran y emiten luz. Debido a que la lente enfoca selectivamente la luz roja, otras longitudes de onda no se ven afectadas, lo que podría proporcionar la base para algunas aplicaciones interesantes.
“La lente se puede utilizar en aplicaciones en las que la visión a través de la lente no debe distorsionarse, pero se puede utilizar una pequeña parte de la luz para recopilar información”, dijo Jorik van de Groep, autor del estudio. “Esto lo hace ideal para gafas, por ejemplo para realidad aumentada”.
El equipo dice que el siguiente paso será ver si el método puede usarse para crear recubrimientos más complejos que se activen mediante pequeñas descargas eléctricas.
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